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Mujer

Rescatando la memoria histórica de todo un género

El Observatorio Mujer, Cultura y Derechos muestra el trabajo invisible de las mujeres en la configuración del Paisaje Cultural Cafetero 


Ana Lucelly Velasco, Estella Martinez, Claudia Bedoya, Martha Lucía Usaquén, Sandra Liliana Murillo. Foto: David Stevens Vasco.  

Por: David Stevens Vasco Arbeláez

Con el objetivo social de promover  y defender el ejercicio de los derechos humanos con un enfoque integral, humanista, cultural y artístico, desde una perspectiva de equidad e igualdad de géneros, nace, en el Quindío, el 26 de febrero del 2012, el Observatorio Mujer, Cultura y Derechos, una organización sin ánimo de lucro conformada por mujeres de distintas disciplinas profesionales con un mismo interés social: reivindicar el papel de la mujer a través de la historia y su importancia en la configuración del Paisaje Cultural Cafetero.
Impulsadas por el deseo de visibilizar el papel de las mujeres a través de la historia, este grupo de mujeres se constituye de forma legal como una ONG para adelantar procesos de capacitación y formación política orientados a reforzar habilidades de participación social, política y económica de las mujeres del Departamento del Quindío.

Según Sandra Castañeda, miembro del consejo directivo del Observatorio Mujer, Cultura y Derechos, “Cuando las mujeres quindianas nos vemos en relación con las demás mujeres del resto del país y América Latina, podemos decir que no es un panorama positivo. Los niveles de violencia contra las mujeres, niñas y niños que vivimos en este departamento son sumamente altos, además de la brecha salarial, la falta de empleo digno para las mujeres y la precariedad de las que sí lo tienen”.
Martha Lucía Usaquén afirma que este tipo de desigualdades no deberían prevalecer en pleno siglo XXI, “razón que impulsó al Observatorio a iniciar un proceso investigativo que comenzó por revisar el acervo bibliográfico regional para contrastarlo con nuestras realidades; y la verdad es que no hay mucho escrito por las mismas mujeres. Durante la primera etapa del proceso colonizador los señores estaban domesticando el territorio y las mujeres se hacían cargo de la crianza de los niños, la huerta, la nutrición, la educación básica, la transmisión de valores, es decir, trabajaban fortaleciendo la célula familiar, la identidad cultural y el arraigo. Los señores que se encargaron de escribir dicha historia, omitieron sistemáticamente a las mujeres de esos registros oficiales”.
 

Es por esto que, con José Yesid Sabogal Vallejo como investigador principal, y bajo los auspicios del Ministerio de Cultura, el Observatorio Mujer, Cultura y Derechos adelanta en la actualidad una investigación denominada: Las Mujeres del Quindío en la Configuración del Paisaje Cultural Cafetero, la cual se delimita en dos momentos fundamentales: de 1900 a 1950 y de 1951 a 1999.
El estudio bibliográfico de este primer momento (1900 a 1950) ya se encuentra sistematizado en un documento que lleva el mismo nombre de la investigación y en cuyas conclusiones se afirma textualmente que “la huella de las quindianas de la primera mitad del siglo XX es protuberante, sobre el carácter familiar del paisaje demostramos que la mujer colona fue el núcleo de la familia y que esta a su vez fue la clave de la empresa colonizadora”.
“Sabemos que el papel de las mujeres estuvo concentrado en atender las necesidades de sus familias” agrega Martha Lucía Usaquén, “pero más adelante, cuando el territorio se fue expandiendo y se necesitaron jornaleros, ellas se encargaron de la alimentación en una mayor escala, lo que significó sacrificios pero también ingresos familiares, y cuando pudieron abrirse escuelas para los niños también las mujeres trabajaron en ellas porque afortunadamente les preocupaba educar a sus hijos”.
Lo dicho por Usaquén resalta ese papel importante de la mujer para la construcción de un civismo que posteriormente fue levantando a todo un pueblo, sus escuelas, iglesias y demás estructuras fundamentales para la interacción social de los individuos que habitan un territorio.
“Más adelante, cuando el cultivo del café alcanza su momento más productivo, también las mujeres se integran a dicho trabajo, como recolectoras o como escogedoras. Muchas de ellas en su condición de cabezas de hogar se constituyen en el sustento único de sus hijos y trabajan en las trilladoras de café, en condiciones muy duras y bajo supervisión estricta”, concluye Usaquén. 
La segunda parte de la investigación (1951 a 1999) se encuentra en construcción, pero las mujeres del Observatorio coinciden en que será un poco más fácil encontrar el material necesario para definir este momento, dado que es una época donde la información pasa a ser más fluida y asequible, pero donde se recrudece la historia con el periodo de La Violencia que tiene sus inicios a partir de la segunda mitad del siglo XX.

En la mirada fotográfica que se puede hacer de dicha época, observamos que son las mujeres quienes están al frente de los ataúdes, las que van presidiendo esas ceremonias de entierro, es común encontrarse imágenes perturbadoras por el dolor que trasmiten, ver las mujeres al lado de sus hijos o esposos muertos.
El Observatorio Mujer, Cultura y Derechos sigue trabajando para tratar de recontar la historia, hasta ahora invisibilizada, del papel de la mujer en la configuración socioeconómica del departamento del Quindío; afirman sus integrantes que esta es la única forma para hacer posible un territorio con equidad de género, donde cada mujer reflexione sobre su valor e importancia en la construcción del pasado, el presente y el futuro.

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